Madrid: Doña Francisquita trionfa alla Zarzuela

Il sigillo inconfondibile del geniale Lluis Pasqual contraddistingue questa produzione di Doña Francisquita. L’originalità e l’arte che rivela, per estrapolare il più classico della Zarzuela all’avanguardia, e perfino alla contemporaneità, con buon gusto e infinito successo. Rispettando l’essenza di questo mitico gioiello del genere, in uno spettacolo attuale che sfrutta il gioco dei tempi, non per decontestualizzare la storia ma per presentarla nella sua intima personalità e giocarci come prodotto scenico, lasciandola vedere al pubblico quel “dietro le quinte” che si innamora sempre e torna sempre utile. E dando al montaggio stesso una propria personalità, trasforma l’opera in un prodotto che si avvicina alla finzione con quel senso di professionalità che solo i creatori di sogni che lavorano dietro le quinte padroneggiano.

Si comincia con una suggestiva visione corale in una scena ambientata in uno studio di registrazione del secolo scorso dove si sta registrando l’album di questa Zarzuela. E nell’azione, agli incontri tra i personaggi, si interpongono un livello musicale altissimo e una brillantezza vocale che ci accompagnerà per tutta la performance.

L’Orchestra della Comunità di Madrid, titolare del Teatro de la Zarzuela, è straordinariamente ben diretta da Guillermo García Calvo, che fa sì che la partitura di Amadeo Vives acquisisca un’intensità tale da sviluppare un dialogo intelligente in cui ogni leggio ha personalità e peso. Non c’è corda che non si senta e non faccia vibrare, e i fiati e anche i metalli acquistano tanta importanza sonora che l’emozione esplode con sempre più intensità. Il Coro Principale del Teatro de la Zarzuela esegue un lavoro impeccabile che sensibilizza e delizia in parti uguali e per ottimizzare tutto dal punto di vista sonoro l’intervento di La Rondalla Lírica de Madrid -Manuel Gil diretto da Antonio Ortega arriva a completare questa delizia per le orecchie .

E, naturalmente, è il momento di parlare degli artisti che sono sul palco. È ingiusto nei confronti del meraviglioso soprano Sabina Puértolas che si faccia così, ma è impossibile non iniziare a parlare del lavoro del tenore Ismael Jordi in un Fernando che a un certo punto nel bel mezzo dello spettacolo riceve una standing ovation da parte di il pubblico per diversi minuti. La qualità vocale e la presenza scenica di Jordi sono di tale qualità e maestria da rasentare la perfezione. La sua dizione e il suo timbro sono semplicemente impeccabili e insieme a Sabina, nella sua Francisquita, crea un duetto complice che funziona come un’unità sonora, dimostrando un’efficacia del suono che può raggiungere solo chi merita il nome di artista. E sottolineo anche Cardona di Enrique Ferrer, che regala anch’esso momenti sublimi, e lo splendido soggiorno di Milagros Martín e della sua incomparabile Doña Francisca, la madre del Protagonista.

Una menzione speciale meritano i costumi, che giocano con successo con i cambiamenti dell’epoca e soprattutto al momento della sfilata e/o dei balli di Carnevale. Tutto è dotato di colore e buon gusto, che lo rendono una delizia per gli occhi. E le scene e i costumi sono entrambe di Alejandro Andújar, ed è per questo che esiste un concetto di unità visiva così genuinamente creato e accettato da chiunque lo riceva dalla sua sedia. Tutto decora e incanta. L’uso delle luci da parte di Pascal Mérat è sempre al servizio delle scenografie. Questo utilizzo è funzionale ed estetico per ricreare innanzitutto un gigantesco studio di registrazione in cui viene registrato l’album La Zarzuela, atto primo; e poi un imponente e ampolloso studio TVE nel secondo atto. Dotato di telecamere e di tutto ciò che circondava quel modo magico di fare televisione al servizio di quel “Programma Speciale” che viene registrato e trasmesso sulla Zarzuela, in quella dicotomia ben riuscita tra realtà, realtà parallela e verità che il Direttore ha conosciuto come andare avanti per finire in una prova generale nello stesso Teatro de La Zarzuela, nell’era attuale il punto forte è l’abilità, l’armonia e la plasticità del Corpo di ballo che lo rendono una vera delizia per tutti, o il luogo in cui si svolge il palco di Gonzalo de Castro, e sempre la voce dello stesso Pasqual nei cosiddetti “testi parlati” e un fiorire o, perché no, di legno, con la presenza in scena di Doña Lucero Tena e la sua ineguagliabile arte delle nacchere. Un personaggio mitico che arriva a adornare quella presunta prova generale con cui si conclude l’opera, così come adornava le pagine di Le Salon Musical quando la intervistammo in esclusiva qualche tempo fa (leggi qui l’intervista)

Doña Francisquita è stata un esempio di come il tempo giochi di pari passo con la qualità ottenendo applausi fragorosi fragorosi.

Ricardo Ladrón de Guevara
(28 giugno 2024)

Originale spagnolo

Doña Francisquita deja caer su pañuelo

para que el tiempo, la creatividad y el buen gusto

lo recojan y se prendan de ella para darle verdad a todo.

Porque lo que es de verdad está ante los ojos,

y no hay nada ni nadie que pueda cambiar eso.

El sello inconfundible del genial Lluis Pasqual distingue a esta producción de Doña Francisquita. La originalidad y el arte que pone de manifiesto, para extrapolar lo más clásico de la Zarzuela a la vanguardia, e incluso a la contemporaneidad, con buen gusto y con infinito acierto. Respetando la esencia de esta mítica joya del género, en un espectáculo actual y que aprovecha el juego de los tiempos, no para descontextualizar la historia sino para presentarla en su intima personalidad y jugar con ella como producto escénico, dejando ver al público ese “detrás del telón” que siempre enamora y siempre viene bien. Y es que al dotar de una personalidad propia al montaje en sí, convierte a la obra en un producto que encara la ficción con ese sentido de profesionalidad que solo los hacedores de sueños que trabajan detrás de bambalinas dominan.

Iniciamos con una impactante visión coral en una escena que está planteada en un estudio de grabación del siglo pasado en el que se está grabando el disco de esta Zarzuela. Y en la acción, se van interponiendo a los encuentros entre personajes un nivel musical muy alto y un brillo vocal que nos acompañará durante toda la función.

La Orquesta de la Comunidad de Madrid, titular del Teatro de la Zarzuela, está extraordinariamente bien dirigida por Guillermo García Calvo, que logra que la partitura de Amadeo Vives cobre tal intensidad, que se desarrolla un inteligente diálogo en el que cada atril tiene personalidad y peso. No hay cuerda que no se sienta y no te haga vibrar y es que los vientos y hasta los metales cobran tanta importancia sonora que la emoción estalla cada vez con más intensidad. El Coro Titular del Teatro de la Zarzuela ejecuta un impecable trabajo que te sensibiliza y deleita a partes iguales y para optimizarlo todo sonoramente la intervención de La Rondalla Lírica de Madrid -Manuel Gil- que dirige Antonio Ortega viene a completar este deleite para los oídos.

Y claro, es el momento de hablar de los artistas que están en el escenario. Es injusto para la maravillosa Soprano Sabina Puértolas que se haga así, pero, es imposible no inicial hablando del trabajo del tenor Ismael Jordi en un Fernando que en un momento del medio del espectáculo recibe una ovación de pie del público de varios minutos. La calidad vocal y la presencia escénica de Jordi son de tal calidad y maestría que rozan la perfección. Su dicción y su timbre son simplemente impecables y hace junto a Sabina, en su Francisquita un dueto cómplice y que funciona como unidad sonora demostrando una eficacia de sonoridad que solo pueden alcanzar los que merecen el nombre de artistas. Y también destaco el Cardona de Enrique Ferrer que también aporta momentos sublimes, y la soberbia estancia de Milagros Martín y su inigualable Doña Francisca, la madre de la Protagonista.

Especial mención merece el vestuario, pues juega de forma acertada con los cambios de época y sobre todo en el momento del desfile de Carnaval y/o los bailes. Todo está dotado de color y buen gusto, lo que hace que se convierta en un deleite para los ojos. Y es que la escenografía y el vestuario, ambos son de Alejandro Andújar, y por eso hay un concepto de unidad visual tan genuinamente creado y aceptado por quien lo recibe desde su butaca. Todo engalana y encanta. El uso de las luces que hace Pascal Mérat está todo el tiempo al servicio de los decorados. Es funcional y estético ese uso para en primer lugar recrear un gigantesco estudio de grabación en el que se graba el disco de La Zarzuela, primer acto; y después un imponente y ampuloso estudio de TVE en el segundo acto. Dotado de cámaras y de todo lo que rodeaba aquella mágica manera de hacer televisión al servicio de ese “Programa especial” que se está grabando y emitiendo sobre la Zarzuela, en esa dicotomía tan bien lograda de realidad, realidad paralela y verdad que el Director ha sabido sacar adelante para rematar en un ensayo general en el propio Teatro de La Zarzuela, en la época actual el que el plato fuerte es la destreza, armonía y plasticidad del Cuerpo de Baile que hace un auténtico deleite para todos, o el lugar en el escenario de Gonzalo de Castro, y siempre la voz del mismo Pasqual en los llamados “textos hablados”  y un broche de oro o, porque no, de madera, con la presencia en el escenario de Doña Lucero Tena y su incomparable arte de castañuelas. Un mítico personaje que viene a adornar ese supuesto ensayo general con el que termina la obra así como adornó las páginas de Le Salon Musical cuando la entrevistamos en exclusiva hace algún tiempo (lee la entrevista aquí)

Doña Francisquita ha sido una muestra de cómo el tiempo juega de la mano de la calidad para lograr que el más sonoro de los aplausos lo premie.

Ricardo Ladrón de Guevara
(28 giugno 2024)