Madrid: travolgente Maria Stuarda

Una donna che lasciò la vendetta nelle mani del Dio in cui credeva, a cui affidò la sua innocenza, ma non la sua libertà, poiché questa non le appartenne mai davvero.

Uno spettacolo travolgente in cui le voci sono l’elemento fondamentale e determinante. Quando sullo stesso palcoscenico si riuniscono così tanto talento, virtuosismo e una tale quantità di artisti, si vive un’esperienza per tutti i sensi di una proporzione decisamente emozionante. Il piacere del bel canto trasforma tutto: ti invade un’estasi dovuta a ciò che ascolti e a ciò che ti fa sentire. E anche se l’essenza di partecipare a un’opera è osservare ogni dettaglio, inevitabilmente chiudi gli occhi e ti dedichi soltanto ad ascoltare.

Lisette Oropesa, nel ruolo di Maria Stuarda, riesce a commuoverti profondamente. Il soprano, nata a New Orleans e di origini cubane, dimostra una sensibilità che va oltre il personaggio. I momenti di angoscia vissuti dalla regina di Scozia, tra incomprensioni e soprattutto disperazione nei confronti della regina d’Inghilterra, che infine le costano la vita, sono resi con una maestria assoluta in ogni nota musicale che esce dalla sua voce. La sua è una voce che conosce e domina alla perfezione, per questo fraseggia in modo impeccabile e arriva direttamente al cuore. Solo una interprete di tale qualità può condividere il palco con la grandezza di Aigul Akhmetshina, mezzosoprano russo, che conquista la scena fin dal suo ingresso. Non solo per la maestosità del personaggio che interpreta, la regina Elisabetta I, ma per la maniera in cui lo fa suo. La sua è una voce potente, dotata di una forza che merita solo elogi, con uno stile “quasi parlato” richiesto da questa produzione. Il personaggio di Elisabetta, ricco di testo, permette ad Akhmetshina di esaltare la sua voce con virtuosismi e colorature quasi perfette.

Sublime anche Ismael Jordi nel ruolo di Roberto Leicester. Il tenore jerezano si immerge nella parte con credibilità, adattando la sua voce a ogni situazione con grande sonorità e un’emotività attoriale che suscita profonde emozioni. La sua versatilità interpretativa valorizza le due dive con cui condivide la scena. Senza dimenticare il meraviglioso Roberto Tagliavini, che interpreta un Giorgio Talbot autentico, con una voce sicura e completa. Sarebbe ingiusto non menzionare anche il lavoro di Elissa Pfaender (Anna Kennedy), Andrzej Filończyk (Lord Guglielmo Cecil) e, soprattutto, il coro, che offre una performance straordinaria.

Le voci, come gioielli preziosi, sono incastonate in una corona straordinaria: la musica composta da Gaetano Donizetti, portata in vita da José Miguel Pérez-Sierra alla guida dell’Orchestra Titular del Real. Questa partitura è un amalgama di virtuosismo e intensità, con una vita propria che domina ogni aspetto. Una grande responsabilità che ogni musicista dell’orchestra interpreta con dedizione, rendendo omaggio alla composizione che, basandosi sull’opera teatrale Maria Stuart di Friedrich von Schiller, mantiene una potenza drammatica senza tempo, arricchita dal testo di Giuseppe Bardari.

Un dramma intenso in cui trionfano vendetta e blasfemia. Ogni parola si radica in eventi che sostengono il regno inglese tra conflitti e situazioni sconvolgenti, in cui l’ambizione governava ogni cosa, capace di far guadagnare o perdere tutto in un attimo. La narrazione culmina in una decapitazione che, da allora, ha macchiato di sangue un trono – o forse due – suscitando ancora oggi una miscela di ammirazione e ripudio. La verità di due donne che affrontarono l’irrefutabile realtà che non potevano condividere lo stesso spazio, con il destino che riservava tutto solo alla più forte.

La regia di David McVicar si concentra sul contrasto, giocando tra classico e avanguardia. Questo si riflette nei costumi firmati da Brigitte Reiffenstue, che spaziano da abiti sontuosi e voluminosi dell’epoca a una scenografia moderna, minimalista e simbolica, ideata da Hannah Postlethwaite. Gli spazi puliti, privi di ornamenti superflui, sono illuminati magistralmente, mentre elementi come una gigantesca tavola o un autunno interminabile di foglie secche creano una sinfonia visiva che amplifica la maestosità della monarchia.

Maria Stuarda debutta al Teatro Real in coproduzione con il Gran Teatre del Liceu, il Donizetti Opera Festival di Bergamo, La Monnaie/De Munt di Bruxelles e l’Opera Nazionale Finlandese. È una forma magnifica di chiudere un anno di grandi successi al Teatro Real, in vista della stagione 2024/2025 che prosegue promettendo altre meraviglie.

Ricardo Ladrón de Guevara R.
(19 dicembre 2024)

Originales en español

Una mujer que dejó la venganza en manos del Dios en el que creía, y en el que depositó su inocencia pero no su libertad, porque esa nunca dejó de serle ajena.

Un sobrecogedor espectáculo en el las Voces son el elemento fundamental y determinante. Y es que cuando se reúne sobre un mismo escenario tal cantidad de talento, tal virtuosismo, tal cantidad de artistas, resulta una experiencia para todos los sentidos de una proporción mucho más que emocionante. El deleite que produce el bel canto hace que todo se transforme y el éxtasis se apodere de ti por lo que escuchas y lo que te hace sentir. Algo que está totalmente en contra de lo que significa asistir a ella es algo que inevitablemente haces y es obviar todo, cerrar los ojos y dedicarte solo a escuchar.

Lisette Oropesa en su papel de María Stuarda logra emocionarte y mucho. Esta soprano nacida en Nueva Orleans y de orígenes cubanos hace gala de una sensibilidad que sobrepasa la del personaje. Los momentos de angustia que vive la reina de Escocia en el desentendimiento y sobre todo de desesperación que vive con la Reina de Inglaterra y que le acaba costando la vida son llevados a cada nota musical que sale de su garganta con verdadera maestría. La suya es un instrumento vocal que ella conoce y domina por eso frasea como lo hace y llega como llega y es que solo alguien con tanta calidad como intérprete puede salir airosa de compartir escenario con la grandeza de alguien como Aigul Akhmetshina mezzosoprano rusa que se apodera de la escena con solo salir. No solo por lo imponente del personaje que le toca interpretar, la Reina Isabel I, si no por la forma que tiene de asumirlo. Una voz rotunda y dotada de una fuerza que le hace merecedora de solo elogios, una vez que nos conquista con esa manera “casi hablada” de cantar que exige este montaje. Y es que el suyo es un personaje dotado de mucho texto, y ella logra sacar brillo a su voz en cada instante con giros y haciendo gala de una coloratura casi perfecta. Y así también es como se muestra Ismael Jordi en un Roberto Leicester simplemente sublime. El tenor jerezano se involucra de una manera muy creíble en la acción y amolda su voz a cada circunstancia no solo con gran sonoridad si no con una emotiva carga actoral que hace poner en movimiento las sensibilidad que despierta un texto como este. Su versatilidad interpretativa hace que se luzcan las dos divas cuando comparten tablas con él. Sin que por supuesto no sea oportuno hablar del maravilloso Roberto Tagliavini con un Giorgio Talbot que solo transmite verdad con una voz no solo segura, si no que además muy completa. Y sería muy injusto no reconocer el trabajo de Elissa Pfaender Anna Kennedy, Andrzej Filończyk en su Lord Guglielmo Cecil y sobre todo el del Coro que hace un trabajo realmente muy bueno.

Y si las voces son las joyas que son es porque están engarzadas en una corona, simplemente extraordinaria y esa es la música compuesta por Gaetano Donizetti y que José Miguel Pérez-Sierra al frente de la Orquesta Titular del Real hace realidad. Y es que esta partitura es en si misma una amalgama de virtuosismo y mucho peso. La música tiene una vida propia que lo rige todo y todo lo marca. Una gran responsabilidad para cada uno de los músicos que intervienen esta maravilla de composición que no pierde vigencia y que como se dijo antes se ve enriquecida, por el vasto texto que Giuseppe Bardari, aporta cuando se basa en la obra “Maria Stuart”, de Friedrich von Schiller.

Una historia de intenso drama done salen victoriosas la venganza y la blasfemia. Cada palabra procede de hechos que sustentan el reino inglés entre conflictos y estremecedoras situaciones de todo tipo en los que la ambición lo regía todo y todo era capaz de perderse o de ganarse en fracciones de segundo. El texto narra los hechos que llevan a una decapitación que mancha de sangre desde entonces y hasta ahora a un trono, o quizá dos, para llegar hasta nuestros días con esa mezcla entre admiración y rechazo que genera. La verdad sobre dos mujeres que se enfrentaron un día a la realidad irrefutable de que no podía compartir un espacio y que solo la más fuerte sería la que lo ocuparía todo.

La dirección de David McVicar está muy centrada en el contraste y jugar con lo clásico y lo vanguardista. Es así como juega con en el vestuario que firma Brigitte Reiffenstue que va de lo más clásico con una indumentaria de la época, suntuosa, voluminosa, que visualmente atrapa la atención del espectador y dota al actor de un particular peso en escena que contrasta vivamente y radica allí lo más interesante de su propuesta en una escenografía limpia, de vanguardia, minimalísta y sobre todo cargada de símbolos que hace Hannah Postlethwaite y que pone la herramienta del contraste a valer. Porque un personaje que camina con la rotundidad de una caracterización lo hace por un sendero que no tiene definición, ni espacio, ni lugar certero. Hay y no hay color. Pero eso, como se dijo antes, hay símbolos y eso hace crecer y aumentar el entendimiento porque favorece la interpretación de cada metáfora visual que se plantea. No hay recargos, solo espacios limpios., bien iluminados en los que una descomunal mesa o la caída de un otoño de hojas secas interminable hace que una sinfonía de ojos y orejas haga que te centres en la grandeza, y nunca mejor dicho de un orbe que resume la totalidad de la monarquía.

María Stuarda se estrena en el Teatro Real, en coproducción con el Gran Teatre del Liceu, el Donizetti Opera Festival – Bergamo, La Monnaie/De Munt de Bruselas y la Ópera Nacional de Finlandia (Suomen kansallisooppera ja -baletti). Ha sido una magnífica forma de cerrar un año de grandes éxitos en el Teatro Real en virtud de la temporada 2024/2025 que afortunadamente continúa.

Ricardo Ladrón de Guevara R.

La locandina

Direttore Jose Miguel Pérez-Sierra
Regia David McVicar
Scene Hannah Postlethwaite
Costumi Brigitte Reiffenstuel
Luci Lizzie Powell
Movimenti scenici Gareth Mole
Personaggi e interpreti:
Elisabetta Aigul Akhmetshina
Maria Stuarda Lisette Oropesa
Roberto, conte di Leicester Ismael Jordi
Giorgio Talbot Roberto Tagliavini
Lord Guglielmo Cecil Andrzej Filonczyk
Anna Kennedy Elissa Pfaender
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
Maestro del Coro José Luis Basso

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