Madrid: in La del Manojo de Rosas trionfa la semplicità
Un classico è una prova vivente del tempo, perché il tempo non solo lo mantiene vivo, ma lo rende eterno.
Si celebrano novant’anni dal debutto di questa Zarzuela al Teatro Fuencarral di Madrid, il 13 novembre 1934. Da allora ha occupato un posto privilegiato nel cuore degli amanti del genere, grazie alla sua versatilità e al suo significato come spettacolo. Le storie in cui l’amore trionfa dopo qualche ostacolo sono la base di quel gusto popolare che mantiene vivi e presenti i grandi successi di sempre. E lo dimostra la sesta ripresa in questo teatro, a trentiquattro anni dalla sua prima rappresentazione nel 1990.
La versione curata da Emilio Sagi, regista di scena, del libretto originale di Francisco Ramos de Castro e Anselmo Cuadrado Carreño è stata messa in scena in dodici teatri in tutto il Paese, oltre che a Roma e Parigi, ottenendo solo successi di pubblico e critica. Una messa in scena che qualcuno potrebbe definire semplice, forse perché non pretenziosa, ma che è, in sé, un gioiello di teatralità e regia. La scenografia di Gerardo Trotti si presenta come una struttura notevole, molto estetica e funzionale: una piazza del Madrid più autentico e tipico, in cui i protagonisti sono la luce, le forme e, soprattutto, le persone. Gli edifici che incorniciano la Floristeria, fulcro della storia, sono così riconoscibili da lasciare nello spettatore una sensazione di familiarità, una collocazione che, pur imprecisa, risulta sempre evocativa. In questa strada di Madrid c’è un flusso costante di passanti che non solo creano l’atmosfera, ma diventano parte integrante della visione dello spettacolo, donando vita e movimento continui. Per una storia che ha più dialoghi che azione, questo è sempre un dono per il pubblico. E non manca la coreografia di Goyo Montero, che arricchisce ulteriormente il meraviglioso intrattenimento della Zarzuela. Da sottolineare anche l’effetto ben riuscito della pioggia sul palco in un momento cruciale.
I costumi di Pepa Ojanguren sono perfetti e pensati per valorizzare gli artisti, rendendoli ancora più efficaci.
Passando alla parte che potremmo definire più importante, la musica, la composizione di Pablo Sorozábal è così ricca di sfumature e personalità da suscitare forti emozioni per la sua straordinaria qualità.
Questa sera, la direzione musicale di Alondra de la Parra ha dimostrato sicurezza e sensibilità alla guida dell’Orchestra della Comunidad de Madrid, orchestra ufficiale del Teatro de la Zarzuela. Una direttrice ingegnosa, che ha saputo ottenere il massimo da ogni sezione orchestrale.
La compagnia di canto è stata guidata dalla straordinaria Vanessa Goikoetxea, soprano originaria di Vizcaya, ma nata in Florida, USA. La sua interpretazione del personaggio emblematico è stata carica di sentimentalismo e autenticità, creando una Ascensión genuina e vera con cui il pubblico empatizza sin dall’inizio. Ha saputo inserire magistralmente variazioni vocali e giochi di voce che hanno strappato sinceri applausi in ogni momento. Al suo fianco, l’eccezionale baritono catalano Manel Esteve Madrid, dotato di una voce potente, fluida e soprattutto versatile. Il suo Joaquín ha regalato assoli magnifici e una grande presenza scenica. Degni di nota anche Gerardo López, tenore malagueño nel ruolo di Ricardo, e il Coro del Teatro de la Zarzuela, diretto da Antonio Fauróel, che questa volta ha offerto un contributo straordinario. Infine, impossibile non citare la magistrale interpretazione di Ángel Ruiz, indimenticabile nel ruolo di Espasa.
Il sainete (variante della zarzuela, n.d.r.), in cui canto e umorismo si fondono con testo e partitura, è una dimostrazione incommensurabile della grandezza del genere della Zarzuela. Un genere che piace, coinvolge e riempie ogni spazio. Anche se, come si diceva in passato, l’azione può essere ridotta, perché forse è più importante ciò che si dice e, come direbbe un madrileno, “come lo si dice”. È in questo che risiede l’aspetto più rilevante, quello che deve brillare in una produzione come questa: sfruttare tutto ciò che offre La del Manojo de Rosas. Eleganza, tradizione, musicalità, autenticità e amore. Perché sì, il fascino che possiede deriva proprio da questo, e quando qualcosa è puro sentimento, piacerà sempre e per sempre.
Ricardo Ladrón de Guevara
(30 novembre 2024)
Versión original en español
Un clásico es una prueba viviente
del tiempo, porque el tiempo no solo lo mantiene vivo
si no que lo hace imperecedero
Noventa años se cumplen del estreno de esta Zarzuela en el Teatro Fuencarral de Madrid, el 13 de noviembre de 1934. Desde entonces ha ocupado un lugar privilegiado en el corazón del amante del género por su versatilidad y su significado como espectáculo. Las historias donde el amor resulta vencedor después de algunos tropiezos son la base de ese gusto popular que mantiene en el tiempo y en el espacio los éxitos de siempre. Y así lo prueba la sexta reposición en este Teatro tras treinta y cuatro años de su estreno en 1990.
La versión que hace Emilio Sagi, director de escena, del libreto original de Francisco Ramos de Castro y Anselmo Cuadrado Carreño se ha paseado por doce escenarios de todo el país además de Roma y París cosechando sólo éxitos de taquilla y crítica. Un montaje que alguno calificarían como sencillo, porque quizá no sea pretencioso pero que es en si mismo una joya de teatralidad y puesta en escena. La escenografía de Gerardo Trotti es una notoria estructura muy estética y funcional, de una plaza de ese Madrid castizo y más que típico en los que los principales elementos son la luz, las formas y sobre todo la gente. Edificios que enmarcan la Floristería que es el eje de la historia que son tan reconocibles, que queda en la mente de quien los ve una ubicación aunque imprecisa siempre certera. Y es que en esta calle de Madrid hay una gran cantidad de transeúntes que conforman no solo el ambiente si no que son parte de la visual del espectáculo también. Otorgando vida y movimiento permanentemente. Lo que para una historia que tiene más diálogo que acción es siempre un regalo para el espectador. Incluyendo la coreografía de Goyo Montero como una muestra más de lo que se puede hacer para enriquecer el maravilloso entretenimiento que es la Zarzuela. Y también hay que destacar lo bien logrado del efecto de la lluvia en el escenario en un momento dado.
El vestuario de Pepa Ojanguren es acertado y está siempre a favor del artista, lo que lo hace aún mejor.
Y claro, pasamos a la parte que podríamos llamar más importante que es la de la música. La composición de Pablo Sorozábal tiene tantos matices y tanta personalidad que llega estimulando las emociones por lo bien lograda que está. Y esta noche hemos contado con la dirección musical de Alondra de la Parra que ha demostrado seguridad y asertividad en su batuta al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, que es Titular del Teatro de la Zarzuela. Una ingeniosa directora que ha logrado sacar lo mejor de cada una de las cuerdas.
La parte artística comandada por la extraordinaria Vanessa Goikoetxea soprano que es oriunda de Vizcaya aún cuando nació en Florida USA. Ha hecho una representación del emblemático personaje cargado de sentimentalismo y autenticidad. Creando una Ascensión auténtica y verdadera con la que el público empatiza desde el inicio y en la que se le permite introducir giros y juegos de voz realmente magistrales que arrancan aplausos sinceros en todo momento y por el extraordinario barítono catalán Manel Esteve que hace gala de un aparato vocal potente, fluido y sobre todo versátil. En un Joaquín Con solos realmente estupendos y con una gran entrega en escena. Y también se destacan Gerardo López tenor malagueño en su rol de Ricardo. Y el Coro Titular del Teatro de la Zarzuela cuyo Director es Antonio Fauróel que sin duda alguna realizan un aporte grandioso esta vez Y no se puede dejar de destacar el trabajo, de texto y vaya texto, y de interpretación de Ángel Ruiz en un Espasa imposible de olvidar.
El sainete en el que logran se den la mano el canto y el humor, el texto y la partitura más completa, es una inconmensurable prueba del alcance del género de la Zarzuela. Porque gusta, atrae y lo llena todo. Y si, como se decía antes reduce la acción, porque quizá es más importante lo que se dice, aunque el madrileño diría “como se dice”. Allí está la parte más importante que toca dotar de brillo en un montaje como este. Aprovechar todo lo que tiene “La del Manojo de Rosas”. Elegancia, tradición, sonoridad, verdad y amor. Porque si, el salero que tiene proviene de él y cuando algo es puro sentimiento, gusta y gustará por siempre.
Ricardo Ladrón de Guevara
La locandina
Direttrice | Alondra de la Parra |
Regia | Emilio Sagi |
Scene | Gerardo Trotti |
Costumi | Pepa Ojanguren |
Luci | Eduardo Bravo |
Coreografia | Goyo Montero |
Ripresa della coreografia | Nuria Castejón |
Personaggi e interpreti: | |
Ascensión | Vanessa Goikoetxea |
Joaquín | Manel Esteve |
Ricardo | Gerardo López |
Capó | Jesús Álvarez Carrión |
Clarita | Nuria García Arrés |
Espasa | Ángel Ruiz |
Doña Mariana | Milagros Martín |
Don Daniel | Enrique Baquerizo |
Orquesta de la Comunidad de Madrid | |
Coro del Teatro de La Zarzuela | |
Maestro del Coro | Antonio Fauró |
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